A CONTRATIEMPO
El tiempo es una de las cosas que siempre nos falta y nos angustia, y muy pocos logran convertirlo en su aliado.
Recuerdo los pasos de mi abuelo, tranquilos y serenos, que no por ello llegaron tarde a ningún lado, la forma en que veía la vida era tan hermosa, que parecía que el tiempo le regalaba tiempo para contemplarla.
Yo en cambio nunca he podido ser así, siempre he vivido el tiempo convencida de que el que sigue será mejor que el que vivo, y de esta forma me he quedado con las ganas de ocuparlo en miles de cosas, que aun intento realizar.
Hay tiempos que se van y no regresan, tiempos que nunca fueron de tanto desearlos o esperarlos, como aquel que quise usar hablando durante horas con mi abuela, tratando de descubrir en sus palabras lo que escondían sus ojos, tratando de sacar de sus labios historias de sus viejos amores y del gran amor de su vida, que creo aun guarda en secreto, ese día pensé mucho como lograr que eso sucediera y lo pensé tanto, que el tiempo se me fue sin descubrir lo que su corazón ha guardado todos estos años.
También se me fue el tiempo en que vivíamos mis hermanas y yo bajo el mismo techo, sin más testigos que nuestros padres y nuestra casa que nos arropaba calida durante nuestras largas conversaciones nocturnas, en las que volaban secretos, risas e ilusiones que hacen hoy que mis días se conviertan en fantásticos con tan solo recordarlas. Pero se que nos falto tiempo para decirnos mas, para correr de la mano en unas vacaciones en la playa que no tuvimos, para ir a disneilandia con nuestros padres en el momento en que lo planearon y no pudieron conseguirlo, para salir a pasear de la mano de tres hombres y besarnos bajo las lunas de otros cielos, para poder dormir en un cuarto con tres camas y desvelarnos al escuchar las historias y los ataques de risa de la otra, nos faltó tiempo para poder inventar travesuras en la misma escuela y salirnos una noche cualquiera por el balcón de una recámara con la única finalidad de hacer una aventura de la que solo nosotras tres fuéramos testigo.
Me faltó tiempo para poder enseñarle a un estudiante de medicina quien era yo en verdad, y que no encontraría mejores ojos en donde descansar las palabras de su vejez.
Tiempo para decirle a mi amiga que se fue a parís huyendo de no se cuantas cosas, que junto a ella pase muchos de los mejores momentos de mi vida y que la extraño y la admiro infinitamente por irse corriendo detrás de su verdadero amor.
Me falta tiempo para leer todos los libros que voy comprando cada que paso por una librería, para entregarme a la pintura como Frida Kahlo, para meterme a clases de canto y poder sorprender a mis amigos, en una fogata cualquiera bajo las estrellas de manzanillo.
Tiempo para bailar en mi jardín descalza como exorcizando mis miedos, mientras agradezco a la naturaleza todo lo que me ha permitido ver y guardar en mi memoria.
Tiempo para desnudarme lentamente frente al hombre que logro conquistarme a destiempo, con su sonrisa y sus ojos de gitano.
Tiempo para contarle a mi padre que todo lo que le asusta de mí, es lo que le ha dado un toque de magia a mi vida, decirle que no se preocupe que nunca enloqueceré, y que si lo hago será solo por amor o por que me falte algún día su presencia.
Tiempo para escribirles canciones y poemas a los hijos que aun no tengo.
Tiempo para contestarle a las editoriales de los periódicos lo que en verdad opino de su postura, tiempo de entender a una amiga lejana, de descubrir en los ojos de otra la tristeza disfrazada, tiempo para viajar con cada uno de mis familiares y de mis amigos, de sentarme a conversar con un extraño en la plaza de armas de Morelia, de correr, bailar y cantar como si este fuera el ultimo de mis tiempos.
Tiempo para sentarme y darme cuenta del maravilloso mundo por el que doy mis pasos, tratando de inventarme de descubrirme y de gritarles a todos que este tiempo es uno de los mejores que he vivido, y que me falta tiempo para soñarlo….
Recuerdo los pasos de mi abuelo, tranquilos y serenos, que no por ello llegaron tarde a ningún lado, la forma en que veía la vida era tan hermosa, que parecía que el tiempo le regalaba tiempo para contemplarla.
Yo en cambio nunca he podido ser así, siempre he vivido el tiempo convencida de que el que sigue será mejor que el que vivo, y de esta forma me he quedado con las ganas de ocuparlo en miles de cosas, que aun intento realizar.
Hay tiempos que se van y no regresan, tiempos que nunca fueron de tanto desearlos o esperarlos, como aquel que quise usar hablando durante horas con mi abuela, tratando de descubrir en sus palabras lo que escondían sus ojos, tratando de sacar de sus labios historias de sus viejos amores y del gran amor de su vida, que creo aun guarda en secreto, ese día pensé mucho como lograr que eso sucediera y lo pensé tanto, que el tiempo se me fue sin descubrir lo que su corazón ha guardado todos estos años.
También se me fue el tiempo en que vivíamos mis hermanas y yo bajo el mismo techo, sin más testigos que nuestros padres y nuestra casa que nos arropaba calida durante nuestras largas conversaciones nocturnas, en las que volaban secretos, risas e ilusiones que hacen hoy que mis días se conviertan en fantásticos con tan solo recordarlas. Pero se que nos falto tiempo para decirnos mas, para correr de la mano en unas vacaciones en la playa que no tuvimos, para ir a disneilandia con nuestros padres en el momento en que lo planearon y no pudieron conseguirlo, para salir a pasear de la mano de tres hombres y besarnos bajo las lunas de otros cielos, para poder dormir en un cuarto con tres camas y desvelarnos al escuchar las historias y los ataques de risa de la otra, nos faltó tiempo para poder inventar travesuras en la misma escuela y salirnos una noche cualquiera por el balcón de una recámara con la única finalidad de hacer una aventura de la que solo nosotras tres fuéramos testigo.
Me faltó tiempo para poder enseñarle a un estudiante de medicina quien era yo en verdad, y que no encontraría mejores ojos en donde descansar las palabras de su vejez.
Tiempo para decirle a mi amiga que se fue a parís huyendo de no se cuantas cosas, que junto a ella pase muchos de los mejores momentos de mi vida y que la extraño y la admiro infinitamente por irse corriendo detrás de su verdadero amor.
Me falta tiempo para leer todos los libros que voy comprando cada que paso por una librería, para entregarme a la pintura como Frida Kahlo, para meterme a clases de canto y poder sorprender a mis amigos, en una fogata cualquiera bajo las estrellas de manzanillo.
Tiempo para bailar en mi jardín descalza como exorcizando mis miedos, mientras agradezco a la naturaleza todo lo que me ha permitido ver y guardar en mi memoria.
Tiempo para desnudarme lentamente frente al hombre que logro conquistarme a destiempo, con su sonrisa y sus ojos de gitano.
Tiempo para contarle a mi padre que todo lo que le asusta de mí, es lo que le ha dado un toque de magia a mi vida, decirle que no se preocupe que nunca enloqueceré, y que si lo hago será solo por amor o por que me falte algún día su presencia.
Tiempo para escribirles canciones y poemas a los hijos que aun no tengo.
Tiempo para contestarle a las editoriales de los periódicos lo que en verdad opino de su postura, tiempo de entender a una amiga lejana, de descubrir en los ojos de otra la tristeza disfrazada, tiempo para viajar con cada uno de mis familiares y de mis amigos, de sentarme a conversar con un extraño en la plaza de armas de Morelia, de correr, bailar y cantar como si este fuera el ultimo de mis tiempos.
Tiempo para sentarme y darme cuenta del maravilloso mundo por el que doy mis pasos, tratando de inventarme de descubrirme y de gritarles a todos que este tiempo es uno de los mejores que he vivido, y que me falta tiempo para soñarlo….
4 comentarios:
Genial.
...y sin embargo siempre faltará tiempo mi estimada ex compañera de universidad. ATTE: Rul. Un abrazo.
A mi el tiempo me vale madre, ni lo tocas, ni lo hueles, ni llora, ni nada. He tenido discusiones a muerte con clavados del tiempo, algunas dizque científicas, otras super filosóficas y algunas solo de borrachos.
Pero tu concepción del tiempo me gusta, me hace pensar que aunque ni lo toque ni lo vea ahí está, y el cabrón transcurre y le vale madre lo que yo piense de él, no se va a ir. Es el tiempo pensado con el corazón, ese que me gustaría a veces poder regresar a cambiar cosas que dije... o que no dije...
bueno ya en un tiempesito te vas un buen tiempo a España, no pierdas el tiempo, y tras el tiempo de tu estancia nos vemos en mi casa, donde el tiempo no pasa.
beso
Yo mero
Tus palabras me hacen llorar porque siento que también me ha faltado tiempo. Nostalgia de todo. Sin embargo hoy lo desperdicio en lamentos, en necesidades, en deseos y en suspiros de lo que podría ser y no es. Algún día también extrañaré este tiempo.
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